Tal vez conozca de rupturas más que de amores. Incluso puede saber cuándo está alguna por venir, las veo venir en sueños disfrazadas de pesadillas, las veo llegar en momentos que no ocurren, en momentos que no deberían pero pasan, las veo venir en miradas frías, en sonrisas nerviosas, en un jugueteo nervioso de los pies, y en la falta de elocuencia en las conversaciones que antes no ocurría.
Y el sentimiento? es el mismo! Insoportable, aterrador. Doloroso hasta el último nervio del cuerpo, quién es el primero en hablar, a uno le da miedo escuchar las frases hirientes, cualquier indicio de ruptura, pero en el fondo uno sabe que prefiere escucharlo y pasar el golpe de una vez, antes de vivir en esa insoportable incertidumbre.
Aquella noche estaba sospechosamente tranquila, y esa tranquilidad no era más que la prueba de que el golpe vendría después, tenerlo ahí de frente con su humor cálido, con esa voz que me hacía sentir en confianza ya, con su olor una mezcla de su perfume y su cama, me engañaba por momentos y sentía que era solo un momento más que pasábamos juntos, pero era el adiós. La última vez que me vería, que lo vería, la última vez que íbamos a estar cómo nos conocimos, las palabras fueron lindas, sensatas, sinceras, pero a quién engañamos más que todo fueron tristes.
Quería congelar ese momento, esos abrazos por siempre. quería hacer solo una pataleta y alegarle al destino lo que me estaba haciendo, por qué él? por qué otra vez? porque lo ponía en mi camino para luego alejarlo, y dejarme desarmada como siempre...yo ya sabía que hacer, pero esta vez no lloré. estuve tranquila, sonreía, después de todo era una conversación con él que siempre había estado marcada por risas. intenté ser sensata, madura, y quedarme al menos con el consuelo de que no iba a atragantarme con las palabras que no le dije.
Los celos son algo que siempre me ha atormentado, esa inseguridad por otras mujeres, ese instinto insoportable de sentirme amenazada por ellas, y lo que tienen para ofrecer y atraer que pareciera que a mi me faltara es lo que no me deja vivir, yo quería que él me diera esa seguridad, pero evidentemente no era la persona indicada.
Adoraba a las mujeres, pero no quería atarse a ninguna, y tal vez en ello radicaba su encanto para mi, te entiendo, entiendo como eres le dije. pero no puedo aceptarlo él me decía con ese tono inocente y que me hacía sentir familiar que le gustaba coquetear, y yo lo sabía, siempre lo supe, pero no lo soportaba.
Luego habló de otra mujer, de la que sentí celos enfermizos por unos días, tal vez iba a estar con ella. Son lecciones de humildad que me golpean muy fuerte, me enferman, quiero saberlo todo, aún sabiendo que me haría más mal. Luego pienso que es mejor que hay cosas que no debes saber, pero aún así siento deseos de saberlo.
Lo más difícil era dar el paso final, tomar la decisión, comportarme como una adulta y no quedarme con lo que quiero embolantado a la realidad como en un juego infantil, si no pensar en el futuro, en lo que podía pasarme, se lo digo. estoy tomando la decisión y ya no hay marcha atrás, no es una pataleta inocente dónde él venga a buscarme después. se acabó, enserio se acabó todo. Los besos, el amanecer en su pequeño apartamente con vista linda, la música, su compañía, sus risas, las mías, nuestras peleas, él. su paso por mi vida, los lugares nuevos, el sol en el metro de camino a mi casa, su olor impregnado en mi ropa, sus comentarios tan él para hacerme un halago, su voz, las películas, los chistes. Él. Es insoportable hacerme a la idea, es insoportable aceptar que perdí una vez más, aceptar que esperé ser la excepción que jamás iba a llegar. Aceptar que estaba esperando más de él de lo que él no podía darme. Se lo dije con una determinación impresionante sé lo que quiero, pero tu no. Me dolía por primera vez esa seguridad efímera que sentía me dolía porque en ese caso no podía servirme de nada, sonreíamos, en medio de la seriedad que se tornaba la conversación, parecía ser un chiste, pero no lo era, una vez más no lo era.
Caminamos, sabía que cada gesto, cada palabra, iba a ser la última, intentaba mantener el hilo de la conversación pero esos pensamientos no me dejaban, hubiera dado todo por poderme grabar su olor en la nariz, por poderme grabar el sonido de su voz, quería que el camino al metro se hiciera eterno, hablábamos con tanta confianza del asunto que era tristemente lindo, incluso aberrante, era un adiós muy tranquilo entre dos personas que siempre se llevaron bien. Sentía que se contradecía en algunos momentos, sentía miedo en sus palabras, en su insistencia al decir que no quería justificar sus actos, pero en tantas veces que lo había hecho conmigo, empecé a repasar la historia y me di cuenta en qué partes exactamente habían estado mis errores. le conté de mis celos, de mi orgullo, y de mi impulsividad. Le conté que había tenido una historia dolorosa y que no quería repetirla con él, que quería quedarme con los lindos recuerdos, que no quería odiarlo porque él era una linda persona, que quería pensar que tal vez nos habíamos conocido en un momento equivocado. y eso es ahora lo que me arranca las lágrimas, no son cosas malas. No. son las cosas buenas que ya no vendrán mas. Yo era feliz con él, un poco más tranquila que con el resto.
Pero era el fin, inevitable, desgarrador, y lo peor de todo...Real.
Le dije que debía alejarme, noté en sus palabras una sinceridad infantil que me conmovió, pero le dije que debía hacerlo de raíz por mi, era lo que había que hacerse, pero en el fondo volvía a hacer aquella que quería ser salvada, a quién vamos a engañar aún sigo esperando hacerle tanta falta que no se aguante, sería egoísta, sería malo, sería inútil, pero me haría feliz unos instantes, con esta insensatez es lo único que nos importa a las personas como yo. No lo hará, lo sé. por respeto, por comodidad, por tristeza, por agradecimiento, o solo por falta de tiempo, o solo por ella. No lo hará. Dejaré de tener noticias de él, tendré que dejar de sentir que puedo cuidarlo como la mamá que no está, que puedo reconfortarlo y eliminarle la tristeza del cuerpo con mis abrazos y mis mimos, no puedo, nunca pude.
íbamos caminando y ya veía borroso el camino. curiosamente la primera vez que nos vimos, y la última fue en el mismo lugar, una estación de metro casi a la misma hora. Mi animo era completamente distinto, y hubiera dado todo por sentir esa expectativa en el camino de la primera vez, y no esa oleada de tristeza que se me estaba apoderando del cuerpo.
Llega el momento del abrazo, el último, con esa intensidad de la última vez, se le pasan a uno millones de recuerdos por milésimas de segundo, desde el primer momento, palabras lo que se hizo, y lo que no, lo que no hubieras hecho, lo que no hubieras dicho. Le digo que gracias por todo, se lo digo de corazón, vuelvo a olerlo, tal vez piense que soy un perro los olores, es lo que más me lastima siempre cuándo me alejo de alguien, el calla, daría todo por saber cuál es su cara en ese momento, lo abrazo con fuerza, es la última vez, LA ÚLTIMA. cuándo una despedida dejará de ser cruel, triste, incómoda, fría, silenciosa? cuándo! cuándo uno tendrá las palabras justas que no queden faltando, que no queden sobrando. Me besa en la cabeza, me dice que disfrutó mucho de mi compañía, que fue un tiempo lindo, que supe muchas cosas de él, estoy completamente segura de la sinceridad de sus palabras. Lo beso, con miedo a que me rechace, pero que más da es la última vez. Me besa también probablemente sea el beso que más he sentido con él porque sé que será el último, me suelto brusca como queriendo evitarme el dramatismo del momento me coge las manos yo sonrío llena de tristeza, él me tira un beso yo hago lo mismo y empiezo a caminar, ya las lágrimas tienen permiso de salirse a borbotones por los ojos, quiero voltear. Pero no. Sé que esto no es una película que el no volteará al mismo tiempo que yo, y en sus ojos veré algo. No. Igual nunca lo sabré.
Llego a mi casa, me siento desamparada, fría, como si me faltara una parte del estómago, como si tuviera un enorme hueco dónde me traspasara la mano. es la falta de él y su paso por mi vida. Se lo dije, tenía que alejarme para acostumbrarme, para volver a ser la de antes de conocerlo, para recuperar el ritmo de vida que él había alterado. Para dejar de esperar llamadas, salidas, palabras, para acostumbrarme a su ausencia.
Me dijo que estaba pensativo, notaba en su risa nerviosa tal vez algo de tristeza, quisiera pensarlo, quisiera pensar que sentirá el vacío que dejé en su vida así sea una cuarta parte de lo que yo lo sentí. Quisiera pensar que extrañará cosas de mi, ínfimas, imperceptibles. quisiera pensar que enserio si pasó algo por lo que no podrá olvidarme, algo que cualquier otra mujer con la que esté no tenga, no sea. Quisiera pensar que también me recordará con lugares, con canciones, personas, y películas. Tal vez así no sea, pero lo quiero pensar...Es más agradable eso, que la idea insoportable de saber que estará con otra en poco tiempo, que volverá a recorrer ese camino que recorrió conmigo. Que fue poco especial, que fue solo una persona más, como una máquina que repite por inercia el mismo ciclo. Yo no quiero olvidar, el dolor es tan insoportable que pronto quisiera que se volvieran solo recuerdos aleatorios sin punzadas. Pero luego siento como si me estuviera traicionando, y quiero recordar así me duela, que el dolor me haga recordar con la misma nitidez y nostalgia, los colores, los olores, las palabras exactas. Me da miedo ese "Olvido que seremos" me da miedo que me olvide, pero aún más me da miedo olvidarlo, olvidarnos. Fue corto, pero significó. Como cada persona que ha pasado por mi vida significó.
Entonces me da miedo de mis propios sueños, dónde él puede aparecerse, me da miedo de mi despertar y enfrentar que ya no está más, me da miedo verme una película y recordarle, me dan miedo las canciones que me mostró, y el metro, que solo lo tomaba para ir a su casa con una felicidad enorme en los ojos, me dan miedo los olores, y su barrio al que ya no tengo porque ir más, me da miedo encontrarme a esas personas que conocí por él, a cada trivialidad que me lo recuerde, Pero si, al mismo tiempo me muero por recorrer esos lugares, por oler esos olores, porque por un momento podré engañarme y sentirlo cerquita, solo por un momento.
Conclusiones de la historia: objetos. Un par de objetos que me regaló, unas fotografías en mi celular, y un morado que me dejó que se irá desvaneciendo con su recuerdo, y mi tristeza...Otra vez me vuelvo banal, porque los objetos son lo único que perdura, lo único que me ayuda a recordar que alguna vez hubo algo. es la única prueba de lo que existió porque dura más que las relaciones, que la humanidad, porque pueden burlar al tiempo. Y por eso adrede tal vez, le dejé objetos para que ojalá él también pueda recordar trozos de nuestra historia.
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