Lo leo para no extrañarlo tanto.
Y escribo, escribo para sacarme todo este deseo que llevo adentro, para que las ganas no me nublen el pensamiento, y me inciten a cometer locuras. Me masturbo con los dedos en el teclado expulsando palabras de usted. describiéndolo, imaginándolo, sacándolo con cada palabra del interior que me consume.
Yo le hablo con estos ojos grandes, le miro, para ver si me canso alguna vez. yo sé que usted me comprende.
A veces quiero pensar que los dos jugamos el mismo juego. y que usted también me piensa para quedarse dormido. que las veces que recorro aquel camino, logro robarle la concentración. que los dos hablamos el mismo idioma de silencios y miradas.
Que recurre a la metáfora para invocar esa entidad sin nombre, que le daña su buena compostura.
que ridículas son las suposiciones, y las ilusiones, y la sosobra. que ridícula la hermenéutica que uno puede hacerle a una frase con millones de significados y acomodarla al amaino de mis pueriles deseos.
Discúlpeme desaprovechar la única oportunidad de hablarle en tiempo real, pero usted me dejó sin palabras, me bloqueo todo rastro de coquetería innata que se supone hay en mí. es que comprenda que estoy acostumbrada a moverme en ese campo de silencios, y disimuladas falsas que ambos hemos tejido.
Le siento de lejos, sin olerlo, y sin verlo, con usted sobran los 5 sentidos convencionales. hay como una conexión extra sensorial, la he sentido. le veo, lo siento, lo espero, sin siquiera llegarlo a racionalizar.
La magia le ocurre al que cree en ella. o los que creemos en ella, intentamos atribuirle todo a la magia? que más da! el que espere una respuesta con algún tinte de normalidad en mí, pierde su tiempo.
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