domingo, 16 de diciembre de 2012

Los domingos que tanto odiamos.

Quisiera abrazarte tan fuerte, por tanto tiempo hasta que asfixiáramos  la tristeza.
Quisiera darte la calidez, para que el frío  de adentro no volviera nunca...
Quisiera poder tener las palabras, quisiera poder prometer que todo estará bien.
La impotencia me invade en una oleada de desesperación, quisiera poder cerrarte los ojos con besos para que no te angusties con el amanecer.
Quisiera no tener miedo.

martes, 6 de noviembre de 2012

El abuelo.


Mi abuelito siempre olía rico 
Mi abuelito siempre le sonaba la voz como de el color que era su nombre: Gónzalo (entre verde oliva y gris creo yo)
Mi abuelito siempre tenía camisas con telas que me gustaban, y pensaba que si fuera un hombre me vestiría como él 
Mi abuelito siempre andaba con una carterita bajo el brazo que me parecía ridícula, a la vez que tierna. 
Mi abuelito siempre eran desayunos con pan dulce, huevito suave, y la miel que veía en el mismo tarro todos los años. 
Mi abuelito era el aire acondicionado
Mi abuelito era sol, olor a bloqueador, y a regalos nuevos. 
Mi abuelito era música de gardel, ventiladores, y las primeres mujeres de play boy que veían mis ojos. 
Mi abuelito era olor a gasolina y escuchar un carro encenderse para alejarse con la luz cálida y suave de la mañana
Mi abuelito era peluza (la perrita)
Mi abuelito era las puerticas chistosas de sus patios
Mi abuelito era mojar recortes de revistas en poncheras de palenqueras para jugar al "fotógrafo"
Mi abuelito era caminar entre piedritas sin que te doliera
Mi abuelito eran baldosas verdes
Mi abuelito era recoger conchas en la playa,encontrar una rosada, y un diente de tiburón. 
Mi abuelito le daba chitos a kissy y ella sacaba las paticas por la reja de madera
Mi abuelito tenía pequitas en las manos y me encantaba. 
Mi abuelito era despedirse de el Mar desde la ventana de su carro vinotinto
Mi abuelito eran historias de conservadores y liberales con machetazos y camisas sangrando que mi mamá se ponía a lavar a las 4 am montada en un banquito porque no alcanzaba el lavadero.
Mi abuelito eran historias, de una cusca, y una playa, y un hombre terco que reprocha el tonto que la pise mientras  va, y la pisa a su regreso. 
Mi abuelito es hoy un montón de cenizas inertes, dónde ya no puedo ver su cara cuando hacía mala cara, y a mi me parecía encantador, mi abuelito se me escaparía de entre los dedos hoy y me parece algo aterradoramente ilógico.

Yo pienso que ya estoy vieja, que la vida se va volviendo una mierda.

viernes, 12 de octubre de 2012

Viernes.

Es que ya no lloraba por él, lloraba por ella...

Ay! pobre niñita infeliz, pobres de todos quiénes quisieran a la vieja ella porque ya no iban a volver a verla jamás, le era difícil vivir con su nueva ella, le era difícil vivir con el peso de que le habían quitado algo que ni sabía que tenía hasta el momento en que ya no lo tuvo más...

Si alguna vez le preguntaran cuál era su verbo favorito ella hubiera dicho: Llorar. era lo que mejor sabía hacer, y aunque no se sintiera orgullosa de ello, eso era lo que la definía y no podía negarlo.

Se escogen días favoritos de la semana, para vestirse de rosa, para ir al cine, para comer la comida favorita, o para bailar, el viernes era el día, el día que entre ella y sus ojos en un acuerdo tácito escogieron para la tristeza, para llorar.

La semana transcurría llena de afanes, y labores, apenas había espacio para recordar que alguna vez se había sentido tan infeliz, pero no había tiempo para ello. Pero el viernes llegaba y desde que abría los ojos en cama se sentía con animo de viernes, sin alientos, melancólica, nisiquiera el sol por la ventana lograba animarla, y efectivamente, los viernes...siempre le daban un motivo para llorar. Era como si los viernes el tiempo se congelara, y los días no hubieran pasado para mitigarle un poquitito el dolor, sentía todo el peso de la desilusión en el cuerpo. "Pobres ojitos míos lo que les toca ver" y lloraban, y ella lloraba por ella, por ellos, que se sentían tan tristes y ella no podía hacer nada, por ella, por ellos para consolarlos.

Ya estaba hastiada de palabras no quería que la hicieran sentir mejor, no podían lograrlo igualmente. Estaba harta de palabras, porque palabras eran precisamente las que la habían hecho llegar hasta ese punto...quería silencio, ciego, sordo, mudo, muerto, solo. Silencio...igualmente el ruido le provenía desde adentro.

viernes, 5 de octubre de 2012

Saquito anchote para la tristeza.

Siempre que lloro suelo entre una sesión de llanto ahogado y otro;  mencionar con mi voz entrecortada, mencionarme, los motivos por los cuales lloro, los motivos que me hacen triste, como justificándome a mi misma que cada lágrima que desperdicio al salir de mi ser es perfectamente bien derramada.

Hoy solo quiero llorar, sin un porque solo llorar por el ejercicio mismo que es el llorar, quier estar triste, si, pero ya no sé porque, me duele si, pero es que ya no tendría porque nos estamos pasando el tiempo.
Solo llorar por el verbo llorar. para bañarme por dentro, para bañarme la cara por fuera. llorar y no mezclarlo con el hablar. Dar prioridad de mi cuerpo para una sola acción.

Y saben? más triste que sentir tristeza, es sentirte triste porque con quieres pasar la tristeza no está en modo de ser ese él que a ti te cae bien.

No me gusta cuando él es un él que no conozco.

Saco anchote de la tristeza, que no me talle porque me duele el cuerpo, que me cubra toda porque el frío me viene de adentro, y de afuera a la vez. que las lanas me hagan cosquillitas sutiles en la piel es lo único que tolero.

Apunto: Lo vi tocándole el pelo. Me dolió.
Esa formita suya de hacerme saber que está tan feliz...

viernes, 21 de septiembre de 2012

Día 3.

"Me siento tan sola como cuando llueve y no tengo paraguas"

Los viernes son especialmente duros, siempre. Un poco más que los miércoles.

Lo miro, intentando que el no lo note. A diferencia suya yo si tengo necesidad de mirarle.
Lo veo bailando salsa, lo veo llamándola del mismo teléfono público de donde alguna vez me llamó a mi.
Suena "Nuestra" canción....no le importa.

Lloro...Me pregunto si nunca se va a ir? si nunca se pasará esto que siento, y que tengo adentro, me pregunto si debo resignarme a vivir con este vacío siempre, sintiendo que ya nunca nadie, nada va a superarle, me pregunto si nunca podré volver a ser feliz del todo, cómo antes de que le conociera...

Pienso en que en mi próximo cumpleaños voy a sentirme muy, muy, muy triste. No quiero que llegue.

No quiero que se me pase el enojo con él, nunca. No quiero que vea nunca cuando lo miro.

Te odio, te quiero, y tu a mi no. nunca, nunca!!!

Ah! también, siendo sincera, muy, me pregunto: cuándo llegará el día en que realmenta quieras que él se vaya de tu vida??

Me gustan las anclas- digo. - estás anclada me preguntan? - ....no quiero la respuesta.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Día 2.

Película linda, qué me hizo sentir melancolía lo que llamo "tristeza linda"

Deseo despertarme un día y solo sentir de todo esto que es un mal recuerdo y no más.

No quiero que le duela, y no quiero que me duela, no quiero infelicidad para nadie, solo no sentir más.

También pienso que el contar los días no me dejará olvidarle, pero luego; pienso que  el día que no tenga necesidad de contarlos, supongo que es cuando ya todo habrá pasado...

20 de septiembre. No quiero dolor para ella, pero ni siquiera sé como hacer para dejar de sentir. en cuánto a él, si algún día le dije que no podía odiarlo...le mentí.




Oliver Tate: Ask me how deep the ocean is. 
Jordana Bevan: Shut up. 
Oliver Tate: Come on, just ask me. 
Jordana Bevan: Why? 
Oliver Tate: 'Cause I know the answer. 

Jordana Bevan: Oh! Do you?
Oliver Tate: Yes, I do.
Jordana Bevan: How deep is the ocean?
Oliver Tate: I'm not gonna say.
Jordana Bevan: I'm brokenhearted.
Oliver Tate: The ocean is six miles deep.
Jordana Bevan: Good.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Me and You and Everyone we know.



Película hermosi que deseo ver ♥

Día 1.

Me gustan las listas, me gusta contar, pero por ahora no tengo nada más para contar, que empezar desde hoy a contar los días de mi dolor que no se quita, no se sale, no avanza, no nada...

Hoy me di cuenta que decir que lo extrañaba era una tontería. Si él jamás lo sintió igual.

También lo supe, que me mentía con la mirada, que me miraba cuándo le convenía. Que me miraba para que yo supiera que él me miraba, no me miraba porque quería mirarme, porque deseaba mirarme, porque le gustaba hacerlo, porque tenía necesidad de mirarme.

19 de Septiembre. Y como  duele...

martes, 18 de septiembre de 2012

Desire.


“Escribe sobre mi” fueron las últimas palabras que me dijo mirándome a los ojos empañados por lágrimas con la cara arrebolada y con la atmósfera de sexo que aún estaba entre nosotros. Creyó; talvez que era lo único que podía hacer por ella después de haberla amado tan poco, después de haberla amado nada, después de que le dije que jamás lograría enamorarme de ella.

Solo deseaba su cuerpo, jamás su alma, aunque era mía, era ella quién gritaba cada vez que yo la hacía gemir de placer, cada vez que me inundaba entre sus piernas, pero yo la ignoraba, deseaba su cuerpo, y lo que me hacía sentir, deseaba que me hablara sucio, y que se comportara como tal; mejor aún que no hablara. Cada vez que le miraba solo deseaba tenerla sin ropa para poseerla, pero su corazón infantil creía que mi mirada era porque la amaba como ella a mí. No sabía como hacer para que ella no me quisiera tanto, ni ella tampoco.

Muchas veces intentamos alejarnos, entre lágrimas suyas, entre mentiras que yo le decía para que no se sintiera tan mal, tan, porque mal se sentía desde el día en que se enamoró de mi, desde la primera vez que me vio sonreír me dijo ella. Yo por el contrario también sentí algo desde que la vi, tenía deseos de follarla, con pasión, con violencia, con fuerza, pero sin amor, sin sentimientos, su amor entorpecía mi camino hasta su cuerpo, hasta su sexo.

Sin embargo, las mentiras, las verdades eran a medias, adrede le dejaba alguna palabra suelta, para que ella tuviera de donde agarrarse, un pequeño lazo de esperanza que la hiciera quedarse, para yo poder hacerlo, una, y otra, y otra vez más, hasta que en un ataque de orgullo; a ella le diera por querer alejarse de nuevo, volvería por mis verdades, por mis mentiras a medias, eso también lo sabía.

Lo que veía de ella cuando no la conocía era a una mujer fuerte, segura, seductora, toda ella era erotismo, la cadencia al caminar, el meneo de sus caderas, el tambalear de sus piernas, el viento jugando con su pelo, exhalaba erotismo, no podía dejar de mirarla, imaginaba su cuerpo caliente y agitado encima de mi, imaginaba su cara durante el orgasmo, imaginaba el sabor acido de su sexo, el olor de su piel a miel con marihuana. Ella en cambio, veía en mi insistencia al mirarla a un hombre que iba a quererla, veía ternura, veía amor.
Pero la verdad es que ella; era un ser frágil, me quería tanto que yo no podía quererla, la fragilidad solo enamora en las películas. Entonces le mentí, le mentí con la mirada desde el primer momento, y después le mentí de todas las formas que encontré porque el deseo de poseerla hasta matarla era más fuerte que yo. Cuando por fin pude hacerlo me volví adicto a ella, no, no a ella, a su cuerpo, a lo que tenía entre las piernas, porque no me importaba el resto de su humanidad, no me importaba si se sentía triste, o feliz, cual era su libro favorito, o porque no le gustaban los dulces que se veían lindos.
Me lo contó, y fingí prestarle atención, pero la verdad es que en esos momentos solo le veía la boca carnosa, y roja, moviéndose y me imaginaba todo lo que iba a hacerme con ella.


Ella también me deseaba, el deseo le provenía del amor que sentía por mi, era inmenso, eterno: como el Mar. Me hubiera dicho si alguna vez se lo hubiese preguntado, todo lo que concernía a mi era desbordado para ella, su amor, su deseo, su enfermedad, y su locura, no se medía en palabras, ni en sentires. Y los besos que me daba así fueran infinitos nunca le fueron suficientes como para no quererlos más.

Y eso; era lo que no la dejaba apartarse de mi, le daba placer como nadie nunca lo había hecho, aunque en el fondo sabía que nunca iba a darle amor. Su deseo actuaba por ella y me seducía como si fuera otra mujer quien me hablaba y me tocaba, teníamos sexo como dos locos, en los lugares más públicos, y a ella le gustaba, yo le hablaba sucio, la trataba como a una puta, porque eso quería que fuera, ella gemía y cuando llegaba al orgasmo, y a ese después donde todos los seres humanos somos tristes por unos instantes. Volvía la mujer enamorada, y entonces se daba cuenta que por más deseo que hubiera de mi parte jamás iba a amarla, y lloraba, y me reprochaba, y se sentía sucia, y se sentía puta, sin serlo. Y me odiaba por haberla rebajado de su status de mujer, por haberme olvidado que pensaba, que sentía, que no solo sentía placer, que me amaba, que quería que la cuidara, que la extrañara. No lo logré, no me interesó lograrlo desde el primer momento en que la vi.

Ella me odia, porque me amó, porque la dejé vacía, rota.

Yo en cambio nunca pude amarle, ni en otra vida lo haría, para mi es una mujer por la que no puedo sentir amor, solo los más bajos instintos, solo carne. No la amo, pero este deseo por ella no me abandona, no se me sale del cuerpo, no la amo; pero nunca olvidaré su cuerpo, y siempre me oleré los dedos creyendo que aún conservan el olor a su sexo.

Homenaje a L'amant Marguerite Duras.



Siempre he creído, y sentido en una fuerza cósmica, un elemento sobrenatural que se presenta al momento de escoger un libro, o de que un libro nos llegue a la vida por diferentes motivos del azar, ese, y no otro, ese entre muchos otros, ese en el momento, en la situación adecuada, para enseñarnos, o para mostrarnos que intemporal, universalmente no estamos solos en determinado sentimiento o situación que estemos atravesando.

Me llega entonces a las manos, y a los ojos este libro hermoso del cuál no puedo separarme, y si lo hago es porque los deberes del mundo real me llaman. De por si su autora me intriga, me fascina, aún sin conocer su obra por lo poco que he leído sobre ella, francesa, alcoholica, instintiva, caótica, y genio; varios adjetivos que me resultan deliciosos.

Una mujer bellisima en su juventud, y aún en sus años de adultez, seductora, perversa, tan egocéntrica y maravillosa a la vez que su obra no es más que ella misma traducida a las letras.

Entonces entre los muchos elementos deliciosos e inquietantes que me dejó este libro, que me llegó en el momento oportuno y me arrancó lágrimas, suspiros, que me revivió recuerdos, me quedo con su personificación de las cosas. Y es que a menudo hablamos de cosificar a las personas, de quitarles su humanidad y reducirlas a un objeto.
Pero nunca nos ponemos a pensar en el ejercicio contrario, que incluso me atrevería a decir lo empleamos más a menudo personalizar un objeto, dotarlo de alma, de vida, lo hemos hecho todos, incluso, lo han hecho quiénes critican a la banalidad, a la trivialidad.
Los objetos dejan de ser eso, un simple objeto cuando su sola existencia nos remite a algún sentimiento, los objetos son recuerdos, son olores, sabores, son situaciones que a diferencia de nosotros si han perdurado, si han logrado burlar al tiempo.
Entonces en el amante, aparece este acto, desde el comienzo, desde la misma razón de la creación del libro, unas fotografías. ¿qué son? Simple papel fotográfico con químicos, ajadas por los años, llenas de polvo. Pero dejan de ser esto cuando transportan a Marguerite en un viaje express por su memoria, cuando le permiten ver rostros que ya no existen, cuando le permiten revivirse a ella misma en su juventud, se ve, y siente como si lo viviera de nuevo, se ve en las fotos y siente así sea una ilusión que puede ser joven de nuevo.
Se evidencia todavía más con el sombrero, ese famoso sombrero palo de rosa de hombre, ese, y no otro que llegó a su cabeza por azares del destino, y que según ella misma lo dice, pareciese que haya sido el que la haya dotado de ese carácter de esa sensualidad mística que se le antojaba irresistible a los hombres, y por lo que no podía escapar a las miradas.

Un simple sombrero, viejo, ahora estaba dotando de cualidades a una persona, como decir entonces que es un simple objeto, si tan solo con existir tuvo la capacidad de alterar la vida a su dueña que si poseía vida.

Yo no podría concebir mi vida sin objetos, sin los objetos que la componen, me tacharán de banal, es probable, y tal vez tengan razón, no es mala una dosis de banalidad para la vida. Muchos objetos que me acompañan definen en parte lo que soy, me distinguen de los demás, me dotan de seguridad, y hasta me hacen creer que poseo cierto encanto como el sombrero de la pequeña Duras.


Otros por el contrario, están empapados de sentimiento, de recuerdos. Y son lo único que no me deja olvidar, pues la memoria me falla, pero un objeto es eterno, irónicamente más duradero que la humanidad misma, que las relaciones, y que los amores.

Un objeto es la prueba, cuando ya el tiempo hace pensar que nada existió, que todo fue producto de la imaginación. Mis objetos más preciados, me hacen recordar, me hacen revivir sentimientos que ya creía enterrados, me hacen volver a oír palabras, silencios, añorar, extrañar. Como si me transmite tanto, como negarle así sea un poquito de alma, la tiene, así sea que se haya quedado con la mitad de la mía. 

Medio rota, Medio vacía, Medio viva....

El dolor más grande fue darme cuenta que podía mirar a todas como solía mirarme a mi. 
Su mirada, esa, esa que usaba conmigo era la que me hacía aferrarme a un algo que nunca hubo. Es astuto mentir con la mirada.
Por aquel entonces nunca me había sentido tan poco especial. 



lunes, 17 de septiembre de 2012

L'amour c'est comme une cigarette.

El amor es como ir de muerte, en muerte, dice la hermosa Concha Buika con su voz matizada por los humos del tabaco, y le salen letras en forma de canciones, y en forma de poemas deslizándose por la cavidad que hay entre sus dos diente frontales, salen como suspiros, sutiles, pero resulta que sus palabras ya sean en verso o en prosa, con esa voz teñida de tabaco siempre llegan a lo más hondo de las vísceras.

El amor es como una pequeña muerte, que nos da la oportunidad de volver a la vida como el ave fenix, nada más que para volver a morir nuevamente. Entonces el amor a su vez , es como un cigarrillo, una pequeña muerte, una exhalación que roba vida, pero no es una muerte definitiva, una agonía deliciosa, y peligrosa al mismo tiempo.

El acto de fumar, no solo resulta liberador, catártico, poético, incluso cliché.
Es un acto de retar a la vida, de robarle vida a la vida misma, pero es un acto cobarde, porque no nos permite entrar a la muerte de forma definitiva. Agonía latente, que saca nuestra tendencia más profunda a la autodestrucción y al goce que en ello encontramos.
Es una forma silenciosa de protestarle a la vida por tantos sufrimientos, por tantos fracasos.

Siento ira, fumo, siento melancolía fumo, experimenté el fracaso, fumo, estoy desilusionada lo único que puede mitigar este horrible sentimiento es sentir el humo deslizándose sigiloso y seductor por la traquea penetrando, corrompiendo mis pulmones.
Estoy extasiada de placer, fumo, siento nervios cuando le veo, fumo, la incertidumbre me agovia, fumo.

Me lleno de humo en el cuerpo para que me limpie de recuerdos, en su fugaz paso por el interior de mi ser, te reto vida injusta, destino irónico, realidad desalentadora, el cigarrillo es mi guerrero fiel, que lucha las batallas por mi, le fumo, esperando que sea el último, el definitivo que gane la batalla.

Eros y thanatos en una sola e indefensa bocanada de humo de seda que me baña, me envuelve y me hace creer que te olvido, hasta que veo sus cenizas apagarse, igual que mi aparente tranquilidad.

Me hizo suya en sus humos grisáceos, y de ahí ya no puedo salirme, al final; como tu, como todos, como todo, me dejará sola, cuando la muerte venga por mi, ya no jugará a defenderme, se burlará, pero que más da, le vendo mi alma si es el precio que debo pagar para que me ayude a soportar la vida.

sábado, 15 de septiembre de 2012

"Unos cuántos piquetitos"


Era hacia el año de 1935, cuando la grandiosa Frida Kahlo pintaba unos cuantos piquetitos, idea que surgió por una noticia de un hombre que borracho asesinó a su novia a puñaladas, la respuesta que dio a las autoridades fue “pero si solo fueron unos cuantos piquetitos” (habían sido 32 puñaladas).

Las circunstancias no eran más que una excusa para representar su catarsis, una versión disfrazada de lo apuñalada que se sentía por la vida como diría ella más tarde, más concretamente por el hecho de que su eterno amor Diego Rivera le engañara con Cristina su hermana favorita.

Puedo preguntarte algo? le preguntó con la voz entre cortada, con el corazón a mil, y con la esperanza secreta de recibir la respuesta equivocada.

Estás saliendo con ella? Él responde si. Frío, como el acero, certero, como una bala penetrando la fragilidad de la piel. Sin dudarlo, sin pensarlo.

Te gusta? Mucho. De nuevo su voz fría y lejana que se le antojó desconocida, le penetraba un poco más helándole la nuca, el pecho, y el alma. Sin embargo se convertía en un vicio, en un mal vicio, el masoquismo de querer saber más, de recibir la tristeza de un golpe definitivo, o cualquier comentario alentador de donde soportarse.

Y te gusta; como te gusté yo? No, me gusta mas. Ya estuvo, el golpe final. Muchos puñales entrando, muchas balas rompiendo a su paso sin compasión, cada palabra expulsada sin el más mínimo tacto, la boca hacía las veces de pístola actuando implacable sin la más mínima intensión de mitigar el dolor. Estaba helada, completamente helada. Pero no era el frío del ambiente, no sentía las piernas descubiertas, no sentía el viento de la noche en los brazos, el frío le venía de adentro. Era el alma gritando desolación, y entonces el seguía hablando apretando su gatillo más y más, lanzaba esas palabras que eran balas y mientras mas desangrada la veía entre el sabor de las lágrimas saladas y amargas, y el olor del sexo aún fresco, procedía a rematarla más, como si ese fuera su propósito de la noche.

También le dijo sin compasión, sin nisiquiera hacerlo sonar bonito y menos cruel que jamás había logrado enamorarse de ella. “Debe ser triste para ti” dijo y sonrío lleno de ironía ante sus sentimientos pueriles y jamás correspondidos. “Si, que yo jamás haya logrado sentir lo mismo por ti” Ella callaba, la desolación la dejaba sin palabras. Seguía abaleándola también ahí, viéndola tan vulnerable, con las pestañas empapadas en lágrimas, con el pelo mojado de las mismas, el le negaba toda humanidad, le negaba que tuviera un alma, y le trataba como a un cuerpo, a un cuerpo objeto del deseo, y nada más. Un cuerpo para penetrar hasta el cansancio y luego desechar, un cuerpo sin alma. Sin vida.

Así quedó esa noche de septiembre, entre árboles que antes habían sido complices de su deseo desenfrenado, ahora acogían su cuerpo inerte en vida, helado, lleno de fluidos que provenían de una u otra forma de él, o por él. Con miles de palabras infames, dichas de una forma más infame aún. Palabras que ella tendría en la mente el resto de sus días, porque ni con eso le ayudó, matándola de una vez para evitarle sufrimiento, y humillación. Dejándole los ojos aún abiertos para tener que seguir viéndole a la cara, a los ojos, a la sonrisa de la cual nunca fue ni será un motivo, y que tan claro se lo dejó.
Mi querida Frida no fue la única asesinada por la vida, ni por un mal amor.

lunes, 7 de mayo de 2012

...

Nos encontraremos en 10 años en París, bajo la torre Eiffel el día de su cumpleaños, y cuando yo tenga la edad que él tiene ahora. yo tendré puesto un brazalete con pequeñas torrecitas y entonces el sabrá que soy yo, por si me han cambiado los años...

- Entonces nos encontraremos en una patica de la torre Eiffel.
- Sólo nos encontramos si tu estás completamente solo para mi, o si estás con alguien que estás dispuesto a dejar para irte conmigo.
- Y si eres tu la que está con alguien en ese momento?
- Entonces no iré...


miércoles, 14 de marzo de 2012

Amar a un hombre como se ama al Mar.

Después de mucho sentirlo, pero sin ponerle la lógica nombrándolo con palabras, hoy por fin me di cuenta, que mi amor se explica en la forma como amo al Mar, si, es la manera más fácil, el ejemplo más perfecto, el mar tiene todas las contradicciones en el, es caprichoso, es traicionero, pero seduce, es hermoso, le gusta que lo mimen, que lo toquen, que se fundan en el, que le canten, y lo miren embelesados  por horas, y horas.
El Mar es un amor de esos que no se olvida, que es voluble, pero uno jamás podrá cansarse de él, es mortal, y aún así se toma el riesgo, de morir en sus anchas, por el placer de haberlo disfrutado.
 Unos días amanece bravo, brava, porque más bien parece una mujer caprichosa, pero al día siguiente, sin ninguna explicación te acoge en sus aguas tranquilas meciéndote hasta sentir una tranquilidad casi maternal.
Yo lo amo, y lo que siento cuando pienso en el, cuando lo veo, cuando lo huelo, cuando me fundo  en él, no lo puedo explicar con palabras, así las usara todas, el sentimiento es de la misma inmensidad con que se ve el.
Lo amo, sin que el me corresponda, lo amo por su naturaleza, porque no puedo tenerlo siempre que quiera, porque me hace extrañarlo, y pensarlo todos los días, porque tiene misterios, que nunca voy a poder saber, porque con el siempre es una experiencia distinta, que me aleja de la rutina, porque así me funda en el, sé que jamás podré tenerlo completamente, ni para mi sola en una botellita de cristal en mi habitación, y por eso es que lo amo, y por eso es que lo extraño.
Porque puedo pasar años sin verlo, y lo pienso igual, y mi amor sigue igual, intacto, porque está lleno de historias que me gusta imaginar, de secretos, de tesoros que no sabre, por eso solo me queda imaginármelas, disfrutarlo cuando el me deje, y mientras tanto pensarlo, y cantarle canciones.
Acaso eso no es lo que siento al estar enamorada de un simple mortal?


martes, 6 de marzo de 2012

Uchhh

Los ojitos, los susurros, los consejos, la sonrisa, la compañía, los tintos, sentirme vulnerable y completa, sentirme cálida, no puedo, no puedo evitarlo, quisiera, no es que sea cómodo para mi, qué hacer cuando a uno le dan un dulce adictivo, para quitárselo deliberadamente después?
Así me siento, impotente, sin poder decir lo que siento, sintiendo miedo de mirar porque los ojos hablan sin tapujos, y lo que siento está peleando con las paredes de mi cuerpo para salirse con la suya, yo no quería, pero ya lo hago, era un riesgo, es un riesgo, una causa perdida, para idealistas tercos como yo, me siento tan desubicada, tan perdida, me siento tan loca queriendo ser querida, harta de palabras, y de besos ajenos, harta de los hombres, yo solo lo quiero a él, el no lo sabe, no, si lo sabe, a él no le importa, me siento sucia, besando sin besar, mintiendo, me siento infiel, con mi alma, que solo lo quiere  a él, en los momentos de soledad.
Ridícula es que me siento, esperando una señal, apoyándome en palabras volátiles, en miradas que no puedo descifrar, que el supiera que mis besos con los ojos son los más sinceros en mucho tiempo, que aunque pasé un año sin verlo, su imagen estaba en mi mente, al menos una vez en el día, que lo recordaba con las películas, y con el sol, con las casas de colores, y con todo aquello que al mismo tiempo me hacía feliz, él era entonces la felicidad desconocida, que sentía una terquedad propia en mí, cuando sé que tengo la razón, que me empeñaba en no dejar que ni el tiempo, ni la distancia, ni ningún motivo terrenal me lo sacara de la cabeza, y del corazón aunque estuviera muy enterrado, ahí segurito esperando salir para cogerme desprevenida.
Probé la felicidad, y me quedó gustando, ahora no sé que hacer con todas estas ganas que debo aguantarme, con este desgano por la rutina sin él, por tener diapositivas rodando en el transcurso de los días, por los olores a sandía, por las sonrisas que fingen gustarme, cuando solo me gusta la de él, por los lunares que el no me cuenta, por la espalda que el no me besa.
Pido disculpas por mis impulsos, casi me avergüenzo de lo que siento, es como un castigo, un karma, una cruz, una maldición bonita que me persigue que no se apaga y me quema por dentro. que me castra, escribo porque solo tengo demonios por dentro y los tengo que sacar de alguna forma, escribo para no tener en la mente sus ojos bonitos, y las 3 arruguitas cuando se ríe, y mientras escribo todo esto lo vuelvo a recordar.
Soy incoherente, torpe, sensible, y mala para los finales, porque pocas veces me gustan, porque son difíciles, porque no quiero pensar en ellos, así como no quiero pensar en el nuestro que aún ni comienza, así como no quiero pensar porque no le veo fin a esta palabrería suelta que escribo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Vamos a hacer un trato...

Quiero dejar constancia, por escrito:
La señorita Luisa, quiere hacerlo, de verdad, hacer las cosas bien.
No quiere que sus impulsos arianos la traicionen como siempre, no quiere dejarse llevar, Se va a poner su mejor traje de lunares, y el de dama por ahí derecho.
No va a esperar que pase lo que a ella no le gustaría que le pasara en otras circunstancias, se va a concentrar, en otra cosa que no sea su sonrisa, pero, ella acepta, que de vez en cuando va a mirarla, porque le encanta hacerlo, desde que el existe para ella.
Va a hacer el intento de no mirarlo con malicia, y de no propiciar conversaciones incómodas, va a respetar, su condición. No va a esperar nada de ese encuentro, que no sea más allá de los términos ya acordados.
Va a dejar de pensar que su vida es una enorme casualidad, llena de casualidades cada vez más asombrosas, que el hecho de pensarlo, por tanto tiempo, es por algo, va a recordar, que lo único malo que puede tener él, es que no es para ella.
Esas son las condiciones, estipuladas previamente.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Me gustan las listas.

- Quiero leer a Bukoswki
- Quiero unos baggies rojos
- Quiero una cámara análoga
- Quiero ir a teatro
- Quiero unas gafas de lolita rojas, y leerme la novela con su mismo nombre. ( :) )
- Quiero apegarme al desapego

También yo.

También yo me siento triste, y quisiera llorar, también soy vulnerable, y me da vacío en el estómago, y nervios cuando voy a ver a alguien que me gusta, también a mi me gustan las palabras lindas, y las repaso una., y otra, y otra vez en la mente, también a mi me duele el silencio, y la decepción, también yo creo, fácil, y en el fondo siempre espero la versión buena de las cosas, también yo pienso que puedo ser la excepción, y también pienso que me faltan al respeto, pero lo callo, también yo me siento usada, sub-valorada, también yo me pregunto que tiene ella que no pueda tener yo, también quisiera un final feliz y de cuento, también quisiera ser el motivo de alegría de alguien en las mañanas.
También yo, quisiera ser la versión no efímera de alguien, preferiría que en vez de mirarme las tetas, me miraran el alma, también me gustaría inspirar admiración y ternura en vez de sexo y lujuria, también me gustaría dormir cogidos de la mano, y que me cocinaran, que pensaran en mi-
También me enojo, me siento traicionada, me siento insegura, y me duele cuando dicen cosas feas de mí, me duele saber que espero lo mejor de todos, y que nunca resulta pasando, me duele mi credulidad también.
También a mi, me gustaría pensar más, y sentir menos, y también sé que quizá no lo logre jamás.
También a mi, me duele hacer listas de lo que no fue, de quedarme con el fue lindo, pero no suficiente, también me duele compararme, y ver, y oír, y pensar y sentir, muchas verdades, y otras tantas que no lo son, o son peores.
También yo soy mujer, muy, por qué nadie lo entiende?

domingo, 5 de febrero de 2012

Debo

Debo, aprender a disfrutar de la fugacidad de los momentos, de la intensidad de los mismos, de la levedad de las palabras, y que sólo tengan peso para disfrutarlas mientras salen de la boca y entran por los oídos, de la mentira y la conveniencia que ellas siempre encierran.
Debo apegarme al desapego, a querer mi soledad de mucha gente, a no ahondar, a no pensar como postergar momentos, que las casualidades, son solo juegos caprichosos que a el destino le gusta jugar conmigo (más que con otras personas, pienso a veces yo) que no significa nada; una palabra dicha al mismo tiempo, ni una mirada intensa.
Debo aprender a tener humildad en silencio, claro, pero entender que el conocerme no le cambiará la vida a nadie el 99 % de las veces, que hay más peces, más coloridos, con más gracia al andar, que las palabras dichas hacia mi, mañana serán re-utilizadas con alguien más.
Debo, recordar los instantes con amor, y hasta con melancolía inofensiva, pero no con ansías, no con demasiada mente, ni con demasiada alma.

domingo, 22 de enero de 2012

Bono, única oportunidad.

Esa satisfacción de tener lo que uno deseo a primera vista, la sonrisa con patas de gallina, que me hizo no poder quitarle la mirada a un perfecto desconocido, las palabras, los silencios, la boca que delineaba en mis sueños con las manos inquietas, y luego tímidas, con el insomnio, con las ganas que enferman; es una bella paradoja, un laberinto en que por donde se le mire saldría perdiendo, y hay que irse con cuidado, porque son pocas las probabilidades de no salir lastimada.

Tan predecibles son mis elecciones, predecible aún más el hecho de que si gusta, no puede terminar en nada bueno, esa adicción al peligro, a la inestabilidad, a sentir el corazón blando para acordarme de que estoy viva.

Hermoso es el deseo, y las sonrisas, y los juegos de palabras, y esa atracción que aún no la empaña las posesiones de lo convencional, que aún no piden reclamos, ni se montan en hipótesis que duelen y no dejan dormir, que no se preguntan como se llama el papá y el perro, y por qué ella le pone caras felices. Estoy en el estado que siempre he anhelado estar, y desearía que mi puerilidad caprichosa no lo arruinara, pero es difícil, lo sé. el error constante, es creerse la excepción.

Vos le tenés miedo a la monotonía, y yo también. vos amás tu soledad, y yo a la mía.
Pero tu piensas, y yo siento. tu no sientes pasión por nada, y yo por todo, yo me enamoro de todo, con los ojos, con las manos, con la nariz, la boca y los oídos, yo podría enamorarme de vos si quisiera, pero no lo nombro, no lo pienso, y ahora me arrepiento de haberlo escrito acá, porque que tal que pase!

yo tengo pasión suficiente para los dos, sueños para que la monotonía nunca nos alcance, no demasiado, como el fantasma acechante que es, ridículos suficientes para hacerte reír, misterios para no aburrirte, olores, e historias para contar. pero si, ya sé, ya sé que no es suficiente, no pensaba arriesgarme de todas formas.

por eso pensaba huir, con la poca sensatez que he adquirido con los años;  tras los golpes, me han hecho debil, y vieja para esto, ya el corazón no quiere soportarlo mas, y me suplica que se lo evite, pero qué hago? si después de las conversaciones de adultos serias, vos volvés con las risas, y con el erotismo casual, haciéndome creer que todo tiene tan poca importancia, y que yo puedo manejarlo, como me gustaría no decepcionarte querido amigo de instantes, pero así como le huyo a algunos, me encariño terriblemente rápido con otros, y su repelencia actúa en psicología inversa con una asombrosa rapidez.
pero como usted me dice, las ganas, las ganas enferman, y la curiosidad también, no quiero encontrármelo luego en la calle, y arrepentirme cada vez que cierre los ojos para dormir. por eso estoy esperando; tener la cabeza distraída, que no me traicione el pensamiento como cuando lo recordaba con el mar, y los perritos playeros, y veía en la noche estrellada la forma de sus lunares. estoy esperando, pensarlo, sin verlo, para luego poder verlo, sin que importe tanto, y entonces, ese día, podré reclamara mi bono de instante. para disfrutarlo, sin arrepentimientos, y completamente satisfecha, porque de todas formas es la única opción que me va a quedar.

Por eso no indago, ni ahondo, ni trato de pensar mucho, ni de imaginármelo en los momentos felices, en las canciones, porque yo sé que ahí no es su lugar. después de todo, creo que si quiero una cama caliente, con niños rodeándome y un perro.

Escribo todo esto, para volverlo a ver después, y darme el consuelo de que pase lo que pase, no estoy así porque no lo sabia, porque si era muy consciente, sólo que simplemente, mi corazón como buen ariano hace lo que se le da la gana así nos joda al resto.

miércoles, 4 de enero de 2012

Dolor - Alfonsina Storni

Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;

ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;

ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.